lunes, 21 de marzo de 2011

Comenzando a empatizar

- Ya ha llegado el primer nuevo, ¿lo ves tú, no?
- Claro.
(...)
- ¿Fulanito de tal?
- Sí, soy yo. Buenos días.
- Buenos días. Pase, siéntese. ¿Es la primera vez que viene?
- Sí...
- Ajá. Fulanito, en primer lugar lo que voy a hacer es presentarnos. Mi nombre es blablabla y soy blablabla, y mi compañera es blablabla, blabla. 
- Encantado.
- Voy a hacerle unas preguntas así más generales y luego nos centramos en el motivo por el que viene, ¿le parece?
- Sí, claro.
- ¿Es alérgico a algún medicamento? ¿Padece de alguna enfermedad del cuerpo: tensión, azúcar...? ¿Hay o ha habido alguien en su familia que padezca "de nervios"?
- Blablabla, blabla, bla.
- Ajá. Muy bien. Bueno, Fulanito, pues cuéntenos.

 Y Fulanito nos cuenta, nos relata qué le pasa o qué piensa que le pasa para que su médico/su familia/su entorno le haya remitido a Salud Mental. A veces Fulanito no cuenta nada, bien porque no sabe el por qué está ahí, bien porque se niega a hablar, y es su acompañante el que nos cuenta. Asentimos con la cabeza, hacemos alguna pregunta, volvemos a asentir, escuchamos y observamos. Pasado un rato (cuando Fulanito ha acabado o a nosotros se nos ha acabado el tiempo disponible), intervenimos, explicamos, aclaramos, planteamos tratamiento y nueva cita en 4 semanas/3 meses/1 año.
 Cojo la hoja de primera entrevista y comienzo a escribir: motivo de consulta, antecedentes, enfermedad actual... y llego a la parte de exploración psicopatológica. Hasta hace poco -y todavía- me era muy difícil plasmar en la exploración lo que había visto en el paciente. Ahora ya menos, como ocurre con la exploración física o la neurológica, la psicopatológica acaba por ser muy sistemática y aprendes a hacerla de carrerilla: consciencia, orientación, atención, funciones superiores (memoria, inteligencia...), aspecto general, lenguaje, pensamiento, ánimo, psicomotricidad, sensopercepción, instintos básicos. Escribo, me quedo pensando, vuelvo a escribir. Juicio clínico y orientación. Se lo enseño a mi adjunta, me corrige lo necesario, comentamos un poco, cierro la carpeta y ya está. ¿Ya está? No.

 En Medicina en general tenemos el problema de tender a deshumanizar al paciente, y en lugar de ver al mismo vemos una rodilla, un hígado, un corazón... llegando incluso a referirnos a dicho paciente por el nombre del susodicho órgano ("...voy tirando pa la consulta que tengo 2 rodillas y un dolor abdominal que dar de alta"). Esto, evidentemente, no queda bonito, pero por desgracia es frecuente. A mi es algo que nunca me ha gustado, e intento evitarlo en la medida de lo posible (repito: en la medida de lo posible; cuando te llega a las 3 a.m. un paciente porque le duele el brazo desde hace 2 meses y no se ha tomado ni un triste ibuprofeno, es inevitable que te entren ganas de llamarle otras cosas en lugar de "el brazo"). En este enlace
podéis leer un claro ejemplo de a qué me refiero. Si en ninguna especialidad, repito: ninguna (hoy estoy reiterativa), es aceptable que hagamos esto, de lógica sabréis/supondréis, darlings míos, que en Psiquiatría esta actitud sea aún más reprobable. Nuestro "órgano" es la mente del sujeto; así, cogemos dicho órgano y lo diseccionamos, hacemos cachitos, analizamos cada cachito para ver si está más o menos sano y volvemos a unirlos. Ahora tenemos al paciente completo, vale. Número de historia X, orientación diagnóstica Y, tratamiento Z. ¿Y ya está? Pues otra vez: no.

  Paciente completo, de acuerdo, pero... ¿y Fulanito? Fulanito no es un páncreas inflamado, no es una rodilla artrósica, ni tampoco es una fase depresiva de un trastorno bipolar. Fulanito es una persona, con su familia, sus amigos, su trabajo, su vida. No nos vale con analizarlo, con quedarnos con el paciente, con "el enfermo". Tenemos que saber mirar más allá de él o, más bien, desde él mismo. A esto es lo que se llama empatía y, si en cualquier ámbito de la vida o en cualquier área de la Medicina la empatía es importante, imaginaos en Psiquiatría. Yo voy a ser sincera, para algo os habeis tragado este par de parrafacos que lleváis leídos: en mi vida profesional, he empezado a sentir esa empatía hace poco. Ya desde la primera guardia tuve que presenciar alguna que otra sujeción mecánica, y eso, siendo sincera: ni fu, ni fa. Sin embargo, en mi última guardia, fue distinto. No vi a un paciente agitado al que había que sujetar para evitar que se hiciera daño o se lo hiciera a los demás. Vi a un chaval, de más o menos mi edad, que probablemente no era consciente de qué le pasaba ni de qué estaba ocurriendo, rodeado por 5-6 personas que lo llevaban hasta una cama y le ponían unas correas inmovilizándolo. Y se me removió algo por dentro. A partir de ahí, si bien no se me ha removido algo por dentro, sí que he sido más consciente de lo que, mejor dicho: de a quien tenía delante. Sé que la empatía puede volverse en mi contra y que, en esta especialidad, debemos poner límites ya que el paciente muchas veces no los pone. Pero desde entonces, cada paciente que he visto, cada "rodilla" que he mandado a poner un enantyum i.m. y ha vuelto "desdolorida" y dándome las gracias, cada abuelito que me ha sonreído resignado cuando le he comunicado que tenía que ingresar, me ha hecho crecer y aprender un poquito. Por eso, mi consejo a todo el que lea esto, sea médico o no, es que se ponga siempre en el lugar del otro. Y esto es aplicable en cualquier situación y/o acto, ya sea clínico, lúdico o erótico-festivo (tenía que quitarle dramatismo al asunto... lo siento, soy así de payasa).

 Para terminar, y por pedante/pomposo que suene, me quedo con la frase que me dijo un adjunto de Medicina Intensiva un día que bajé a la UCI durante mi primer rotatorio, el de Neurología. Me vio callada, ahí, detrás de mi adjunta, mirando todos los tubos y máquinas que camuflaban al paciente, y preguntó si era la nueva residente de Neurología. Mi adjunta le dijo que no, que de Psiquiatría, a lo que él respondió, sonriendo: "Cierto... Tienes cara de médico del alma".

4 comentarios:

  1. Maravilloso. Me ha encantado tu entrada. De acuerdo a más no pdoer con el tema del a empatía. Este año he tenido una asignatura llamada "habilidades sociales" en la que, a través de diferentes dinámicas, ejercitábamos las diferentes habilidades sociales (empatía incluída) y te removían miles de cosas por dentro. Y para ser sinceros, creo que ha sido uno de los mejores y mayores aprendizajes que he tenido en mi vida

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  2. me gusta mucho tu forma de escribir! parece que tienes tacto con los clientes ^_^ conmigo mejor que no lo tengas por que yo soy de los que podrías inventarte un órgano odioso para referirte a mí ^^ (el que más coraje te dé!)

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  3. uy perdón! he dicho clientes! quería decir pacientes! yo es que trato con clientes, aunque mis "pacientes" a veces me dan más información de la cuenta sobre los clientes ^^U con lo bien que vive uno en la ignorancia!!! ^^U

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  4. Gracias a los 2! Tú tranquilo, silver, que ya está una acostumbrada a oír y ver de todo... y las guardias de puerta me han ayudado mucho con el tema de la paciencia. Bendita paciencia.

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