jueves, 13 de septiembre de 2012

Aquellos inolvidables años mozos III: cancionero odiado y (vergonzosamente) adorado

 Después de un par de entradas intensitas y coincidiendo con la feria de mi poblado, donde en las casetas gustan de motivar al personal a altas horas de la madrugada con combinaciones imposibles de hits del estilo "Puto" de Molotov, "Fiesta" de Raffaela Carrá o "El Venao" de... de... bueno, de los que cantaban "El Venao", por estas dos razones, venía diciendo, me apetecía escribir nuevamente sobre los éxitos musicales que fueron la banda sonora original de mis años mocitos. Como ya toqué la parte romanticona-pastelosa y la fiestera, hoy me centraré en los temas (qué digo temas, ¡temazos!) que acabé adorando/odiando gracias a mi padre, ya que, la práctica mayoría de ellos, los conozco gracias a él y a su (in)sana afición al cante. Mi señor padre y yo, a pesar de las diferencias físicas (digamos que él es congoleño y yo danesa), compartimos un defecto virtuoso, y es que los dos no cantamos peor porque ya sería delito. Y no es porque no nos guste o no le pongamos empeño, no, es que tenemos un tono y tipo de voz tales que el FBI se está planteando grabarnos y usar el material como método de tortura en Guantánamo, con ciertas objeciones por parecerles un método demasiado cruel. Tras esta breve sesión de crítica paternal y propia, procedo a regalaros los oídos con los susodichos temazos (subid el volumen de los altavoces, s'il vous plâit).


- "Cantinero de Cuba", de Sergio y Estíbaliz. Comienzo con la que, probablemente, es la canción que más odio en este mundo. ¿Qué por qué? Pues yo que sé, manías que tiene una. Como la de no gustarme el solomillo (buuuh, ¡odiadme!). Sin saber por qué, es oír esta canción y entrarme una bajona existencial de tres pares de narices. Como anécdota curiosa, os cuento que la primera vez que entré en una Unidad de Hospitalización de Salud Mental, allá por 3º de carrera, y mientras esperaba a la tutora de una asignatura para preguntarle unas dudas, vi a varios pacientes reunidos en una habitación, con una actitud y aspecto un tanto desesperenzadores (o será así en mi recuerdo), cantando esta canción. Y eso es algo.


- "Cristo de Palacagüina" de... no sé, lo pondrá ahí en el enlace. Para mi es de mi padre, por ser al único al que le he escuchado cantarla. Al contrario que la anterior y por las mismas misteriosas razones, esta canción me encanta. Bueno, vale, tanto como encantarme no (¡mentira, que te tocas cada vez que la escuchas!), pero sí que es ponerme a tararearla y me pongo de buen humor. Y eso que oyéndola de nuevo me he dado cuenta de que le cambio la letra como me da la real gana y que donde dice noséqué nombre propio yo canto "leche que mamó". A saber qué asociaciones mentales hereje-depravadas hago con el Cristo de Palacagüina (por cierto: ¿qué, cómo o dónde está Palacagüina?).


- "100% dream" (el disco entero). Vaaaale, esto no es algo que tararee o tararease mi padre (habría que verlo en modo pastillero-chill out). Este CD se lo regalé junto a mi hermana a mi hermano cuando todos éramos chiquininos (bueno, mi hermano ya era adolescento o algo así). Igual que me pasa con el dichoso "Cantinero de Cuba", es oír cualquiera de los tracks de este CD y ponerme mala. Más que depresión mayor con síntomas psicóticos, en este caso me entra una angustia que en caso de prolongarse puede llevarme a la autolesión (no exagero... bueno, un poco). Y con el paso del tiempo he descubierto algo más, y es que en general toda la música chill out tiene la capacidad de ponerme "mala de los nervios" que dirían los pacientes. Esto es: nerviosa, ansiosa, inquieta, estartaita. Sí, con la música chill out. Así soy yo. Hay que quererme.


- "Vals de las mariposas" deeee... yo que sé, vaya, pero no me digáis que el vídeo no es lo más cursi maravilloso que hayáis visto. Yo ha sido ver medio minuto y tener que inyectarme 2 plumas de insulina. En fin, que de esta canción también guardo un buen recuerdo. Cantada y versionada por mi padre, claro está (Pitbull está negociando con él para hacerle un "Grandes éxitos").


- "Lamento boliviano", de un tipo que no me extraña que la canción se llame así, porque es mirarlo y lamentarse (sorry, no he podido colgar el vídeo en el que sale). Esta, aunque sea relativamente moderna, ya es otra de mis canciones odiadas para siempre para forever. Preguntaréis de nuevo: ¿por qué, alma de cántaro? ¿acaso estabas de perreo con un apuesto joven llamado Jonathan cuando apareció una voluptuosa moza llamada Jessi y te lo robó de mala manera mientras sonaba esta canción de fondo? Pues no, siento romperos la ilusión de una Kapowski con pasado cani (no he sido nunca cani, me limito a haber sido y ser una chunga a secas). No la odio por nada en concreto. ¿Pero hace falta algún motivo? Yo que sé, para mí es una canción odiosa. Y punto en boca.


- Y ya por último y -por ello- LO MEJOR: "Bibí", de un tipo llamado Manolo Díaz, aunque yo mantengo mi teoría de que fue mi padre quien la compuso. Me ha costado lo suyo encontrarla, ya que aunque mi padre me introdujo con técnicas de control mental avanzado la letra en mi hipocampo, parece ser que es una canción de los años del franquismo (cuando todo era mejor, dónde vamos a parar... ¡qué coño, si vamos por el mismo camino!) y los familiares de las víctimas de la Guerra Civil se oponían a que saliera a la luz. No entiendo por qué. Ya podréis haberlo comprobado si habéis pulsado el play, y si no, no sé a qué narices estáis esperando. Cuando en mi tierna infancia oía a mi padre rapearla me pensaba que era broma, que se la estaba inventando o que iba hasta arriba de LSD (sí, en mi infancia abundaba el LSD por casa). Cuál ha sido mi asombro al buscarla y ver que, efectivamente, existe, aunque la parte del rap fuera obra y creación de mi ilustrísimo padre (chúpate esa, Eminem). Si ya la habéis escuchado, dadle al play de nuevo. De nada.

 Y ya está, por ahora. Si me centrara solamente en canciones que odio o adoro, no acabaría, así que me he limitado a colgar las que producen en mi un abanico de sensaciones auditivas y placenteras/displacenteras que ni el ambi-pur del baño de Pablito. Espero que os haya gustado y si no, me sentiré satisfecha de haber difundido el temazo de Bibí allende los mares (porque este blog es tolerante, multiétnico, multicultural, xenófobo e internacional por partes iguales, claro está).

Besitos, abrazos y palmaditas en el culo.